Durante los últimos años, Honduras vive en un contexto generalizado de violencia. Según datos de Infosegura2 , la tasa de muertes violentas en Honduras continúa siendo más alta que la tasa mundial (2.2) y que la tasa de la región de latinoamérica (3.8). La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es de 35.8 y el número de femicidios ascendió a 297. Además, en Honduras, la violencia ha provocado el desplazamiento de más de 247.000 personas, de las cuales el 55% son mujeres y el 43% son niños, niñas y adolescentes. La consolidación de la paz, prevención de conflictos y los esfuerzos de reducción de violencia son una prioridad para Naciones Unidas en Honduras.
Reducción de conflictos y violencia
Acompañamiento y apoyo a defensores/as de derechos humanos
Acompañamiento a personas en situación de movilidad
Trabajo con otros grupos en condición de vulnerabilidad
Fortalecimiento de sistemas de salud, agua y saneamiento
Tranformación de la Educación
Atención a crisis de Seguridad Alimentaria y Nutricional
Historias
Según datos oficiales del Instituto Nacional de Migración de Honduras más de 37,000 personas, entre enero e inicios de mayo de 2022, han ingresado al país a través de pasos irregulares. Esto representa un aumento del 600% respecto al mismo periodo en el año anterior lo cual ha generado grandes retos para la capacidad de respuesta del país centroamericano.
UNICEF en convenio con Médicos del mundo, trabajan para aumentar el porcentaje de niños protegidos contra enfermedades prevenibles por vacunación en la región de salud con menor cobertura de vacunación del país. UNICEF ha contribuido a inmunizar a 10,908 niños entre 1 - 6 con las diferentes vacunas del programa de vacunación regular, 104,069 niños entre 6-11 años con la vacuna COVID-19 pediátrica y 33,947 mayores de 12 años contra la COVID-19.
“A nosotras también, [los policías] nos agarraron y nos montaron en un bus. Creí que nos iban a mandar para adelante porque nos habían agarrado allá cerca [de la frontera entre México y Estado Unidos]. Pero no, nos mandaron de vuelta para Honduras. Y todo el sueño que llevaba se derrumbó.” Estas son las palabras de María Isabel Caballero, migrante retornada de 61 años, originaria del departamento de Cortés en el norte de Honduras.